La ludopatía es un trastorno mental creciente que ha adquirido un gran desarrollo a nivel mundial al hilo de la legalización del juego, de la difusión masiva de las máquinas tragamonedas y de la creciente oferta de juego a través de Internet. Y no se trata sólo de un problema de hombres adultos.
Son muchas las personas en los que el juego recreativo ha pasado de ser una afición para convertirse en una adicción, con todos los problemas añadidos: deudas, fracaso escolar, crisis familiares, problemas con la Justicia, etcétera.
Lo que resulta preocupante es que la ludopatía, más allá de la adicción al juego, va acompañada frecuentemente de otros trastornos, como el abuso de alcohol, la depresión o los trastornos de personalidad. No se trata, por tanto, de un problema sencillo, sino de una alteración grave que interfiere negativamente en el bienestar emocional de los afectados y de las personas que los rodean.
En muchos casos los ludópatas no buscan ayuda terapéutica. La percepción engañosa de control y el rechazo social hacia lo que se considera más un vicio que una enfermedad explican la ocultación del problema hasta fases muy avanzadas, cuando el problema está ya muy agravado.
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